QUE ES LA HIPNOSIS, QUE PUEDE HACER POR TI

Les invitamos a que hagan el siguiente ensayo: hablen de hipnosis en una reunión. Los ojos se abrirán rápidamente, interesados, mientras el oído presta atención. Cinco minutos más tarde, todo el mundo habrá mezclado la hipnosis, el ocultismo, los fantasmas, las casas encantadas, el Tarot, el espiritismo y la ciencia hindú. Luego se espolvorea con un poco de sonambulismo y catalepsia, que han confundido con lo que han visto en un teatro, en el cual se mostraba una levitación de una mujer, a la cual partían en dos y poco después la soldaban otra vez. De esta reunión saldrán unos cuantos líderes, los cuales se mostrarán de lo mas eruditos, dando, como entendidos en la materia, un parecer tajante y definitivo.


Otro día, haga esta otra prueba: dígale a cualquier interlocutor que usted está investigando y practicando el hipnotismo. Comprobará tres tipos de reacciones: habrán unos que a partir de entonces evitarán el mirarle a los ojos y le rehuirá la mirada mientras pueda. Otros en cambio, en cuanto se enteran de lo que usted les ha dicho, le mirarán fijamente a los ojos con tozuda insistencia, tratando de demostrar que ellos son mas poderosos que usted. Y finalmente siempre hay una persona que, inmediatamente después de enterarse de lo que usted le ha dicho, le dirá machaconamente, que a él no ha podido hipnotizarle nadie, que lo han intentado muchas veces y no han podido y, mientras dice todo esto, levanta la cabeza todo orgulloso con los ojos muy brillantes, mirando de reojo a los comensales buscando la admiración de lo que está diciendo.

Esto demuestra la más absoluta ignorancia sobre el fenómeno hipnótico casi en el noventa y cinco por ciento de las personas. Y no importa la cultura ni la posición social que tengan estas personas. De la manera antes descrita, le reaccionará un albañil, un ingeniero, un policía, un banquero, un tornero, un político, un militar da igual; la ignorancia sobre el tema es la misma. Y no es por falta de información; hay mucha, muchísima. Demasiada diríamos. Hay tanta información y está tan mezclada, que cualquier persona que quiera asesorarse en estas cuestiones no acierta a distinguir los buenos autores de los oportunistas, lo auténtico de lo falso y fantástico, del autor honesto y del “listillo” que hace refritos de la mucha y disparatada bibliografía que existe sobre el tema.

Hay autores que manejan las radiaciones “fluídicas”, o “especies de fuerzas”, etc., sobre la piel de una manera que aún pueden leerse trozos por el estilo en ciertos libros:

“Coged vuestra mano sagrada y haced que salgan vuestras radiaciones del plexo solar (les juramos que no inventamos nada), fijad los ojos de vuestro paciente durante quince minutos para disminuir el trabajo de inyección fluídica. Si después de veinte minutos de pases magnéticos (¿Tendrá la paciencia de aguantarlos?), el paciente no se ha dormido, tomad un poco de descanso antes de comenzar de nuevo. Si acaso pareciese adormecido, lo mejor será, para comprobarlo, levantar uno de sus brazos, y si este cae inerte, vuestro paciente duerme ( no queda mas remedio ) ”.

Esto que hemos expuesto, no está sacado de ningún libro de principios de siglo, ni mucho menos; es de una publicación bastante reciente. Hay autores que defienden que la hipnosis es un estado alterado de la consciencia. Aunque también hay autores que dicen todo lo contrario, postulan que la hipnosis no se diferencia de cualquier otro estado de la consciencia y que sus efectos son meramente producto de una sugestión dirigida.

QUE ES LA HIPNOSIS

La hipnosis no es una terapia si no, una técnica. La técnica de la hipnosis se emplea en terapias como anestésico, en desarrollo personal, en demostraciones lúdicas, en psicoterapia, parto sin dolor, odontología y un largo etc. Aporta calidad de vida en artrosis, en deportes en general. En psiquiatría, psicología, logopedia, pedagogía, superación de problemas, neurosis, ludopatía. La lista se haría interminable y se escapa a la intención de este trabajo.

La hipnosis se ha practicado durante siglos bajo distintos nombres; sin embargo, se desconocía cómo se producía el estado de trance. En general, se creía que el hipnotizador tenía un poder especial. Actualmente sabemos que es el propio paciente el que provoca los cambios con la guía del profesional. Dichas transformaciones se ocasionan desde el interior más que desde el exterior. En la última década, los psiquiatras han descifrado el enigma del desencadenamiento del proceso hipnótico en el cerebro y han aparecido tres nuevos conceptos.

Neuropéptidos. Se sabe que este compuesto químico natural es el responsable de funciones tan básicas como el sueño, la tensión, el apetito, el sexo o el placer. Los péptidos son producidos por los sistemas nervioso y endocrino, y se encuentran en la endorfina.

Endorfina. Hormona que se asocia a las sustancias opiáceas producidas por el cerebro. La terapia hipnótica ayuda a liberar esta hormona, que actúa de forma parecida a la morfina y que alivia los problemas de respiración, abatimiento, dolor de muelas y otros trastornos dolorosos.

Hemisferios cerebrales. Este concepto está relacionado con la teoría de la especialización de los hemisferios cerebrales. Se considera que el lado derecho es la fuente de la creatividad y de la imaginación; la visualización, la estimulación sensorial y los sueños son algunas de sus funciones. El izquierdo tiene encomendado el pensamiento lógico y lineal así como la operación de traducir las imágenes del hemisferio derecho en manifestaciones físicas.

Conexión hipnótica. El enlace entre las imágenes del hemisferio derecho y la actividad del izquierdo es una estructura tubular llamada cuerpo calloso. En ella se alojan una serie de fibras nerviosas que actúan como mensajeros entre el lado derecho y el izquierdo. Los mensajes son autosugestiones o heterosugestiones que viajan desde la imagen visualizada en el lado derecho del cerebro al lado izquierdo para ser actualizados.

Se ha descubierto que las neuronas del sistema nervioso son las transmisoras de los mensajes del cerebro al cuerpo. Todo está bajo control, desde los latidos del corazón y la actividad motriz hasta la percepción sensorial o la respuesta emocional. Los pensamientos y las emociones son trasmitidos a un área especial del cerebro encargada de clasificarlos.

La corteza cerebral. Es el analista del cerebro y actúa como centro de recepción de la información que envía el sistema nervioso. Billones de nervios interconectados intervienen en las pautas de conducta individuales. La corteza controla todos estos nervios y recibe pensamientos en forma de sugestiones de la vista, el oído o cualquier combinación de los sentidos. La corteza responde a las percepciones sensoriales ordenando la actividad corporal, que a veces es perjudicial y otras beneficiosa, según la actitud o el grado de tensión emocional que vaya asociada a la sensación. Cuando la tensión nerviosa o las emociones desordenadas se asocian al pensamiento enviado a la corteza, interfieren en el funcionamiento correcto de esa parte del cerebro.

Hipnosis y sueño. La hipnosis no es lo mismo que sueño. Mientras dormimos, la mente consciente permanece inactiva, y tanto ésta como la mente subconsciente son inaccesibles a la sugestión externa. La hipnosis es más bien una suspensión: el cuerpo duerme mientras que la mente permanece totalmente consciente y receptiva. Una sensación de profunda relajación se extiende por cada nervio y cada músculo del cuerpo. Este agradable estado se combina con un sentimiento de beatitud.

El trance hipnótico es una prolongación provocada de una experiencia natural. Parte del tiempo permanecemos despiertos o estamos en trances de distinto grado. Todos caemos en un estado alterado de consciencia al menos dos veces al día: justo antes de despertarnos por la mañana y justo antes de quedarnos dormidos por la noche. En esos momentos, nuestros sentidos se desentienden de la influencia exterior. A veces, también se entra en estado hipnótico cuando se reflexiona y el pensamiento se concentra intensamente. La diferencia entre la hipnosis accidental y la programada está en el resultado. Y también en la intencionalidad característica de la segunda, en la que no permites que entre nada ajeno en el espacio curativo y creativo. La hipnosis accidental no da resultados, mientras que durante la hipnosis provocada se producen mejoras notables.

Cuando exploras el mundo interior de la mente y sus vínculos con el cuerpo, empiezas a descubrir y a sentir la belleza de su interior, y aprendes a alcanzar las maravillas del mundo que te rodea.

LA MENTE PUEDE ENFERMAR Y LA MENTE PUEDE CURAR

La mente enferma y la mente cura, pues el rencor, la envidia, el odio, etc., acarrean no pocas enfermedades, la tristeza y la pena obran fuertemente sobre el hígado, obstaculizando el funcionamiento del mismo, esto es cosa ya de antiguo sabida, ya lo dice el refrán: “ Al hombre la bilis lo quema ”. La ira y la excitación fomentan la actividad de la bilis, y por cierto, para nada bueno. La melancolía, el mal humor o hipocondría atacan al bazo. La amargura perjudica al estómago. El miedo al corazón. La fatiga excesiva (surmenaje) del espíritu, repercute funestamente en los nervios sexuales y cerebrales. Finalmente, una sensibilidad morbosa o excesiva obra sobre la médula espinal, el corazón, el cerebro y en parte también en los riñones.

Recíprocamente, al que está amargado y triste le sobrevienen trastornos digestivos; el que se apena y aflige, tiene alteraciones hepáticas y el que sufre de dolores cardiacos se atemoriza fácilmente.

Todo esto es muy obvio y natural. También se observa en los asmáticos que tienen horizontes muy limitados y son rezongones e insufribles. El que tiene su pensamiento fijo en lo material sufre una calcinación prematura de los tejidos. Está demostrado que la mente cura y la mente enferma. Todo está dentro de nosotros mismos.

La mente puede curar todas las enfermedades que ella misma puede producir y, la mente puede solucionar todos los problemas que ella misma pueda ocasionar.

Fíjense bien si es real el que todo está dentro de nosotros mismos y, nada nos vendrá de fuera a ayudarnos, que hasta la enfermedad en si, es un producto de nosotros mismos, y nada vendrá de fuera a sacárnosla. Muchas dolencias nace por un conflicto personal intenso. Si el enfermo identifica ese intenso problema inicial, comprende cómo se reproduce y es capaz de resolverlo, en muchas enfermedades es posible alcanzar la curación. El proceso de formación de muchas enfermedades tiene un sentido biológico especial; responde a un impacto imprevisto e imposible de afrontar conscientemente por el afectado. Ese conflicto psíquico provoca un "cortocircuito" en el cerebro y origina una codificación celular errónea que se manifestará en el cuerpo a través de la enfermedad. Ésta permanecerá activa tanto tiempo como permanezca el conflicto psíquico inicial. La curación, depende de la capacidad humana de retroceder en ese proceso, idéntico en cualquier enfermedad.

Un cáncer de huesos podría ser consecuencia de un conflicto de desvalorización de uno mismo; el de mama obedecería a un conflicto madre-hijo o a una separación brusca. Una paciente que sufría un cáncer de rodilla, era una deportista a la que se le impidió bruscamente seguir disfrutando con su deporte favorito (la cuestión genética es tema de otra consideración mas especializada que no desdice de la ayuda psicológica que pretende ser este estudio). Es fundamental que el enfermo sepa qué ocurre y no responder con pánico.

Si sabes lo que ha sucedido y conoces el sistema de eliminarlo o puedes buscar a quien te ayude en ello, no hay por que tener pánico.

SI LA MENTE HA CAUSADO UN MAL, LA MENTE ES CAPAZ DE RESOLVERLO

¿Es posible poder curar enfermedades simplemente recurriendo a técnicas mentales? ¿Se podrán evitar largos periodos de sufrimiento simplemente aplicando técnicas de control mental?

Alrededor del año1880, Emile Coué (Nancy, Francia) se hizo popular por su actividad como químico, realizando grandes aportaciones en ese campo. Es conocido el hecho de que Coué era un gran asistente a las sesiones de hipnoterapia del profesor Bernheim, donde, entre otras experiencias, se provocaba la curación de algunos pacientes enfermos administrándoles simplemente agua coloreada, cuando ellos creían que estaban tomando algún tipo de medicina. Se trata de uno de los primeros casos documentados y probados de autosugestión. En estos casos, los enfermos realmente no decidían curarse, puesto que no estaban realizando ningún acto consciente, ni empleando una inimaginable fuerza de voluntad. Según Coué, lo que se había activado era su imaginación. Así, afirmaba que la inmensa mayoría de las personas necesitan ayuda para que su imaginación se active hasta los límites de enmascarar las enfermedades.

Siguiendo esta línea, durante los años veinte hizo célebre el dicho “todos los días, en todos los sentidos, me siento cada vez mejor”. Sin embargo, en esa época la oficialidad médica rechazó las teorías de Coué y sus “patrañas”. Irónicamente, cuando este planteamiento revolucionario de la mente humana iba cayendo en el olvido, dos jóvenes cardiólogos británicos, William Evans y Clifford Hoyle, demostraron, de forma involuntaria, su acierto. El descubrimiento tuvo lugar, como en tantas ocasiones, por casualidad: Evans y Hoyle intentaban probar la eficacia de varias marcas de medicamentos empleados para el tratamiento de las anginas. Para asegurarse de la corrección de las pruebas, dividieron a los sujetos del experimento en dos grupos, y comentaron con todos que estaban tomando el mismo medicamento. Sin embargo, a algunos pacientes se les administró simplemente bicarbonato sódico, que naturalmente no tenía ningún efecto curativo en este caso. Sin embargo, estos pacientes evolucionaron tan bien, o mejor, que los otros. La respuesta a esta curiosa situación es que estamos ante un caso del conocido “efecto placebo”, el mismo que apreció Coué en enfermos que aparentemente sanaban al tomar agua coloreada.

En Texas, Carl y Stephanie Simonton han desarrollado técnicas de autosugestión que han denominado “terapia de visualización”. Según sus teorías, practicadas con enfermos de cáncer, se debe imaginar de forma muy intensa que sus células enfermas están siendo dispersadas y destruidas. En ningún caso, estos doctores, y otros que emplean técnicas similares, presumen de haber conseguido curas milagrosas, ni resultados radicalmente espectaculares. Pero si se ha comprobado que muchos de los pacientes sometidos a este tratamiento han sobrevivido más de lo que habían previsto sus médicos, y han afrontado sus enfermedades con otro ánimo.

La mente es un instrumento poderoso de curación. Usando nuestra imaginación, nosotros podemos visualizar casi cualquier cosa. La visualización es una técnica terapéutica que ha sido usada por siglos. Al crear imágenes en la mente, una persona puede reducir el dolor y los síntomas asociados con su condición. La visualización usualmente involucra un programa con metas y objetivos fijos. Los pacientes son guiados a visualizar sus metas y a trabajar para obtenerlas. Dos técnicas de imágenes son usadas ampliamente hoy en día, las cuales son:

El palmeado - involucra la visualización del color. El paciente coloca sus palmas sobre los ojos y se imagina el color asociado con el estrés (usualmente es el color rojo). Luego, el paciente cambia el color, a uno más relajante, como lo es el azul. Se cree que el cambio de los colores en la mente induce a la relajación.

La visualización guiada - incluye la imaginación de cierta meta para ayudar a acoplarse con los problemas de salud. Un ejemplo es el método Simonton - - un método en el cual un paciente de cáncer se imagina el Pac Man (del juego de videos viejo del comegalletas) tragándose las células malas de cáncer.

LA HIPNOSIS EN PSICOTERAPIA

No queremos hacer aquí una historia de la hipnosis en sus aplicaciones médicas. Nos basta con recordar que la hipnosis, después de haber alcanzado, a finales del último siglo, una alta consideración clínica, se encaminó hacia un período de decadencia y de rechazo. El nacimiento del psicoanálisis contribuyó a ello sensiblemente, ya que esa nueva ciencia se presentaba, de hecho, como una superación de las posibilidades de la hipnosis. Después de algunos años, sin embargo, la hipnosis está recuperando una importancia cada vez mayor en el terreno de l a medicina, comprendida aquí la psiquiatría. ¿A qué es debido este retorno?. Es difícil responder a esta pregunta de una manera exhaustiva. Un punto de partida bastante lejano de la revalorización de la revalorización de la hipnosis puede ser referido a la exigencia de una tratamiento rápido y de tipo catártico que la neurosis de guerra impusieron ya en el primer conflicto mundial.

Sea como fuere, la hipnosis vuelve a hacer su aparición de una manera que nos atreveríamos a llamar paradójica. En efecto, tiende a afirmarse hoy en varias esferas especiales, en las que la medicina parecía haber alcanzado posiciones sólidas muy satisfactorias. Entre ellas la anestesia, la utilización en fisioterapia como la recuperación funcional, en la artrosis y en la gimnasia pasiva en general ya que la sociedad es cada vez mas gerontocrática y, en la psicoterapia. En lo que respecta a la anestesia, las posibilidades medicamentosas modernas parecen habernos puesto al abrigo de toda reactividad dolorosa en las intervenciones quirúrgicas, odontoiátricas, etc. Es justamente aquí, como decimos, donde la hipnosis gana terreno, orientándose a reemplazar, en cierta medida, a la anestesia clínica, por motivos alérgicos o por haber creado hongos reactivos al usar repetidamente un anestésico determinado (ocurre muy a menudo con la lidocaína y la novocaína). Incluso hay algún sistema mixto como es el caso en para hacer una intervención quirúrgica muy prolongada, como es el caso de que se tenga que mantener el estado hipnótico durante una hora o más, esto es muy problemático no por el paciente sino, por el Hipnotista (mantener la atención plena durante un par de horas es un esfuerzo sobrehumano). Si a un paciente se le inyectan cinco miligramos de pentotal intravenoso, es una cantidad tan pequeña que es imposible que nadie se duerma, pero, en cambio, tiene la propiedad de “fijar” el estado hipnótico durante varias horas con la comodidad que ello significa.

En fisioterapia se suele utilizar en recuperación funcional; un ejemplo entre muchos son los vigorosos ejercicios muy dolorosos para muchas personas operadas de ligamentos u otras causas y, sobre todo en grandes traumatismos, paraplejías etc. donde al dolor y al esfuerzo muscular se añade la falta de voluntad de muchos pacientes.

En la artrosis es de una ayuda valiosísima, no es que la vaya a curar (si los huesos están gastados no se van a reponer) pero, como las personas que sufren este mal les duelen las articulaciones cuando se mueven, cada vez se mueven me-nos para que no les duela, por lo cual consiguen que se anquilosan mas y logran que se acentúe todavía mas el proceso artrítico, con lo cual el proceso se hace cada vez mas doloroso y se corre el peligro de entrar en un círculo vicioso del que es muy difícil el poder salir de él. Para lo cual el fisioterapeuta les enseña una serie de ejercicios de gimnasia pasiva provocándoles previamente un estado hipnótico (que no es necesario que sea profundo) y de esta forma se mueven sin sentir dolor en las articulaciones y logran una mayor calidad de vida.

En los gimnasios se esta viviendo actualmente una situación nueva ; y se trata de cada vez acuden a ellos unos clientes cada vez con mas edad, cada vez hay menos nacimientos (ya se habla de crisis de natalidad) y la esperanza de vida ya supera la edad de 80 años, lo que conduce a que la sociedad es cada vez mas gerontocrática y, cada vez hay menos jóvenes en los gimnasios, lo que conlleva a que actualmente en estos centros hay una gran cantidad de artilugios para pode hacer gimnasia con menos esfuerzo, es lo que se llama “gimnasia pasiva”. Esta gimnasia pasiva si se hace en estado hipnótico, no solo se acorta bastante el tiempo invertido en el proceso de recuperar la tonía muscular perdida quizá en años mas jóvenes sino que además pone el organismo en condiciones de hacer ejercicios gimnásticos normales en personas mas jóvenes.

En lo que respecta a la psicoterapia los descubrimientos y la sistematización del psicoanálisis nos habían dado me-dios de exploración y de terapéutica tales, que no permitían hacer pensar en esta “vuelta atrás”. Sin embargo la hipnosis ha vuelto, las sociedades de hipnosis médica se multiplican así como los trabajos de investigación sobre su utilización terapéutica. Mientras, de su lado, los artículos de divulgación intentan convencer al gran público de los “milagros” de la hipnosis.

Además, en el terreno psicoterapéutico, los partidarios de la hipnosis no parecen en ninguna manera tener la intención de ponerse en conflicto con el psicoanálisis. Por el contrario, el último grito de la utilización de la hipnosis en psiquiatría quiere ser el hipnoanálisis, una especie de simbiosis justamente entre la hipnosis y el psicoanálisis. El psicoanálisis se efectúa tanto haciendo asociar libremente al sujeto en trance hipnótico, tanto sirviéndose de toda una serie de métodos de investigación psicológica, tales como la inducción de los sueños o conflictos experimentales, la provocación de la escritura y dibujo automáticos o de regresión de edad, la fijación de un globo de cristal o de un espejo en estado sonambúlico con visualización de escenas sugeridas o no, etc. Leyendo publicaciones sobre la aplicación de esta técnica, podríamos preguntar-nos si es que vale aún la pena conducir tratamientos psicoanalíticos clásicos o incluso psicoterapias a nivel de conciencia durante meses y meses o años, mientras que el hipnoanálisis proporciona resultados brillantes con una duración del trata-miento notablemente acortada.

En otras palabras: con el psicoanálisis se trabaja a nivel de consciencia sea cual sea el procedimiento utilizado las distintas variedades de Test, análisis de sueños, interrogatorios etc. buscando de esta forma que el inconsciente “traicione” su secreto y desprenda las señales suficientes para poder analizar las causas desencadenantes que condujeron al paciente a una determinada situación para poder solucionarla después con sesiones de psicoterapia, con lo cual se necesita un paciente lo suficientemente “rico” como para poder pagarse tres o cuatro años de tratamiento.

En cambio, con el hipnoanálisis se acorta el tiempo de forma espectacular, puesto que se trabaja a nivel inconsciente realizando un regresión de la edad, donde el paciente revive aquellas causas que estaban en el fondo de su “almacén” de recuerdos, obteniendo un versión directa de las causas que desencadenaron dicha situación para poder hacer después la psicoterapia apropiada en cada caso, con lo que se consigue el abaratamiento del tratamiento y de esta manera se pueden beneficiar mas personas.

Sabemos, sin embargo, lo difícil que es en psiquiatría evaluar la realidad y sobre todo la persistencia de los resultados positivos de un tratamiento, cualquiera que sea. Puesto que la desaparición de los síntomas, por importante y sorprendente que pueda ser, tiene un valor relativo que puede incluso enmascarar, como el fuego bajo las cenizas, una rigidez de la estructura patológica de base. Pero, en este momento, debemos incluso subrayar lo que es la característica fundamental subyacente en la nueva utilización de la hipnosis. Hoy en día, ningún psiquiatra que quiere emplear la hipnosis en un tratamiento psicológico sueña, salvo en casos especiales, en la simple abolición del síntoma. No podría, en efecto, despreciar el hecho de que una de las causas ciertas que en su tiempo hicieron decaer a la hipnosis fue que la desaparición espectacular del síntoma fue seguida de recaídas igualmente espectaculares e incluso agravaciones. El psiquiatra hipnotizador de hoy, sirviéndose especialmente de datos adquiridos por el psicoanálisis, tiene una ambición mucho mas seria; afronta modificaciones de la estructura de la personalidad que puedan justificar y soportar la abolición de los síntomas. Solamente, nos dice, que la hipnosis acelera, por las condiciones especiales que determina, estas modificaciones de estructura de la personalidad que de otro modo necesitarían, en estado vigil, un tiempo mucho mayor.

Naturalmente, otros psicoterapeutas se limitan a utilizaciones más simples de la hipnosis no reclamando profundas transformaciones de la persona, tales como las tentativas de reeducación o de descondicionamiento o bien de apaciguamiento de la angustia y de la tensión psíquica, etc.

no es nuestra intención entrar en debates teóricos sobre el valor o los modos de acción de la hipnosis. Tanto mas cuanto que aquí se trata de algo poco conocido aún.. Querríamos hacer mas bien el papel del sanador cuidadoso, sobre todo, de aportar beneficios a sus pacientes y esto de la manera más práctica y eficaz. Teniendo ya una experiencia relativamente larga del empleo de la hipnosis en psicoterapia, intentaremos sacar de ella algunas conclusiones.

NINGÚN CONFLICTO CON EL PSICOANÁLISIS, YA QUE SE VA HACIA

EL HIPNOANÁLISIS QUE ES LA SIMBIOSIS DE LAS DOS DISCIPLINAS

Una primera conclusión es que la importancia de la hipnosis en psicoterapia no puede ya ponerse en duda en manera alguna. Basta, por encima de toda crítica posible, proceder a investigaciones para convencerse de la realidad de los resultados positivos. Por el contrario una segunda conclusión es que un entusiasmo demasiado impulsivo (que no pudiendo salir, por lo demás, sino de una experiencia insuficiente, o una actitud demasiado polémica) no hace mas que obstaculizar la posibilidad de una evaluación objetiva de la hipnosis. Exactamente como algunos neurolépticos lanzados al mercado con indicaciones demasiado vastas y demasiado pretenciosas pueden acarrear decepciones perjudiciales para la psicofarmacología, así, presentar la hipnosis como una suerte de panacea universal, significaría condenarla a no ser mas que una moda y, en definitiva, a un fracaso decepcionante.

Para permanecer siempre en el terreno terapéutico, es evidente que, si un medicamento, es serio y está bien experimentado, se intentará precisar sus indicaciones y su radio de acción. A medida de que las posibilidades terapéuticas en psiquiatría, por otra parte, se extienden, y se perfeccionan, una de las consecuencias de ello será, ciertamente, plantear las indicaciones mas precisas posibles para cada forma de tratamiento.

Antes de analizar las indicaciones específicas para un tratamiento hipnótico, es preciso detenerse en el examen de las dificultades y los aspectos, llamemos negativos, de la hipnosis en psicoterapia. Una dificultad está justamente representa-da por lo que había inducido a Freud a abandonarla, o sea, el hecho de que el trabajo terapéutico se desarrolla a un nivel de conciencia reducido y, por consiguiente, los resultados obtenidos pueden no estar integrados en la plenitud de la personalidad del enfermo. En suma, la vivencia conflictual, las implicaciones transferencia les, las tomas de consciencia, etc., no encuentran la misma resonancia que en un sujeto en toda su lucidez y en toda la intensidad de su psiquismo, sino, al contrario, operan en un sujeto en cierta manera obnubilado que, al volver al estado psíquico no hipnótico, podría, parcialmente al menos, rechazar los resultados obtenidos. Era un poco lo que pasaba cuando los hipnotizadores de antaño provocaban la desaparición de un síntoma determinado: el paciente era inducido a un estado de hipnosis para desembarazarse de él de una manera casi mágica, pero al hacerse enteramente consciente podía rechazar una transformación tal en su vida y, o reproducir el síntoma, o bien presentar una agravación a veces dramática de su afección. Como hemos dicho, la hipnosis moderna no se encamina ya a la pura desaparición del síntoma ; sin embargo, incluso modificaciones estructurales de la persona que pueden ser realizadas, siguen siendo susceptibles de esta eventual incapacidad de integración. En el consciente.

Una segunda dificultad se relaciona directamente con la primera. El hipnotizador tiene necesidad, para obtener el máximo de eficacia, de representar para el paciente algo muy poderoso al que el mismo paciente debe abandonarse relajando toda resistencia. Es cierto que la psicoterapia vigil también y en el psicoanálisis, el terapeuta adquiere forzosamente un papel de potencia que está en la base del transfert. Sin embargo, el paciente le concede este rango casi sin apercibirse de ello y, por otra parte, el transfert con la neurosis especial que le es implícita se irán analizando a medida que se desarrolle la cura. Por el contrario, en la hipnosis, el paciente no puede hacer abstracción de la potencia del terapeuta que condiciona el estado hipnótico y toda la espontaneidad de sus reacciones está sometida al hecho fundamental de encontrarse como entregado a la potencia del hipnotizador. Es cierto, también, que en el hipnoanálisis se intenta analizar el transfert ya en el estado hipnótico, ya en el posthinótico ; en todo caso, es cierto que hay todo un salto entre la pasividad y la sumisión hipnótica y este análisis a posteriori, desmitificante del terapeuta.. Y esto sin tener en cuenta la importancia del componente sugestivo que, de una manera inevitable, forma parte del trabajo hipnótico.

Una tercera dificultad, a nuestro juicio, está constituida por un elemento que se relaciona de cerca con la que acabamos de tomar en consideración, es decir, hablamos del activismo del intervencionismo que está ligado a todo tratamiento hipnótico. El hipnotizador no puede esperar en una actitud de neutralidad benevolente a que el paciente se entregue espontáneamente a asociaciones o a reacciones emotivas. Pero debe, sea como fuere, comenzar su tratamiento por un entrenamiento hipnótico como aprendizaje y frente al cual el terapeuta juega casi el papel de monitor.. A continuación, le será difícil abandonar esta actitud pasiva o incluso alternar con una actitud pasiva y receptiva.., Sin embargo, cualquier forma de cura no esta exenta de dificultades o de aspectos negativos, de manera que no se podrá renunciar a la hipnosis porque presente algunos obstáculos. Nuestra opinión es, en suma, que no es posible querer tratarlo todo y curarlo todo por la hipnosis y que, sobre todo, no se debe considerar como substitutivo o algo mas perfeccionado que las técnicas psicoterapeutas en vigilia que empleamos corrientemente. Esto, en efecto, podría producir decepciones, una especie de confusión, especialmente en los psicoterapeutas que comienzan.

Las indicaciones del psicoanálisis y de la psicoterapia no hipnóticas siguen, pues, prácticamente inalteradas con respecto a la hipnosis; ¿cuáles son las que pueden atribuirse a la hipnosis? Las dividiremos en dos grupos ; uno que llamaremos de indicaciones parciales o transitorias y el otro de indicaciones específicas.

Comenzaremos por el grupo que hemos llamado de indicaciones parciales o transitorias de la hipnosis, Una primera indicación, según nuestra experiencia, respecta a casos que han sido tratados durante un tiempo mas o menos largo por una psicoterapia analítica y, en los cuales, se percibe una suerte de núcleo conflictual irresoluble o, por lo menos, muy difícil de ser desestructurado. Todo psicoterapeuta ha tenido que tratar estos casos en que se ha efectuado un trabajo de demolición de la neurosis así como un trabajo paralelo reconstructivo de la personalidad. En todo caso, queda algo que se refiere, en general, a una vivencia mas o menos traumática de la infancia y que el sujeto no llega a elaborar y afrontar suficientemente. Querer insistir en estos casos sobre la psicoterapia en vigilia significaría prolongar mucho el tratamiento, mientras que la introducción de la hipnosis puede determinar un estado nuevo en la situación terapéutica y permitir liquidar bastante rápida-mente las estructuras residuales de la neurosis.

Un segunda indicación de introducción parcial de la hipnosis en el tratamiento, está constituida por la presencia en el enfermo de un síntoma especialmente fastidioso que puede obstaculizar seriamente la psicoterapia. Hacemos alusión, a título de ejemplo, a dos síntomas que pueden representar una desventaja importante y que, por otra parte, parece a veces escapara la entrada directa del tratamiento. Hablemos del insomnio y de la angustia. Hay sujetos que, a pesar de los progresos de la psicoterapia, siguen estando muy angustiados y el diálogo terapéutico no es, en la práctica, ya posible cuando la angustia se acentúa. De la misma manera, la experiencia de un insomnio tenaz y, a menudo rebelde a los somníferos, puede determinar en el paciente un estado de postración y de tensión que pondrá trabas al tratamiento. Naturalmente, podrían tomarse en cuenta otros síntomas de este género, pero nos basta aquí recordar que la introducción de la hipnosis puede determinar la desaparición o la atenuación de estos síntomas molestos y favorecer, en consecuencia, el desarrollo de la cura.

Una tercera indicación de participación del hipnotizador en la psicoterapia está representada por situaciones, llamemos, preterapéuticas en las que, inicialmente, en l as que el sujeto a tratar rehúsa someterse a la cura. Un ejemplo típico a este respecto es el de los jóvenes caracteriales que son internados en establecimientos o destinados a una psicoterapia como condición para ciertas ventajas sociales. Intentar en estos casos simplemente atraer al paciente al “cebo” psicoterapéutico es, como se sabe, extremadamente difícil.

Sin embargo, si decimos sencillamente a estos jóvenes que notamos una tensión psíquica en ellos, quizá debida a condiciones exteriores y que nos orientamos esencialmente a distenderlos por una relajación profunda mediante la hipnosis, tenemos más posibilidades de establecer un contacto. Pero durante la hipnosis, con la sensación de bienestar que acarrea, será cuando consigamos modelar al paciente a nuestro modo e imponer de alguna manera un transfert que nos permita establecer una psicoterapia propiamente dicha. En efecto, a menudo hemos comprobado que después de algunas sesiones de hipnosis, estos jóvenes caracteriales pedían por si mismo continuar las sesiones. Se supone que la psicoterapia, que continuará, podrá ser llevada siempre en estado hipnótico o en estado de vigilia.

Una cuarta indicación es semejante a la precedente. Se trata de casos que desembocan en el psiquiatra después de haber consultado a varios prácticos que han podido encontrar un soporte orgánico real a los trastornos de que esos pacientes se quejan. Se trata, pues, de enfermos psicosomáticos, pero cuyos puntos de relación psicoterapéutica son, en la práctica, inexistentes y la somatización del trastorno está muy desarrollada y estructurada. Querer desesperadamente crear una brecha en esta somatización para abrirse camino hasta el conflicto subyacente y esto en estado de vigilia, a menudo es una empresa muy ardua. La introducción de la hipnosis puede permitirnos o alcanzar más fácilmente el núcleo conflictual o dominar la sintomatología somática, por ejemplo reduciéndola por sugestión, lo que a menudo determina la reaparición de la angustia con una “psiquización” de los trastornos. De nuevo aquí, el tratamiento ulterior podrá hacerse sin la intervención de la hipnosis.

Llegamos ahora al segundo grupo de indicaciones, que habíamos llamado el de indicaciones específicas de la hipnosis. En primer lugar, pensamos que estos enfermos que llegan a la consulta psiquiátrica y necesitan una psicoterapia pero que, por una razón u otra, disponen de muy poco tiempo. Una psicoterapia en estado de vigilia que no quiera limitarse a una cura de sostenimiento no tendría posibilidad de ser empleada. Por el contrario, la aplicación sistemática de la hipnosis, si no pretende en estos casos una modificación profunda de las estructuras de la personalidad, ni verdaderas curaciones, puede, no obstante, aportar beneficios más rápidos que una psicoterapia de vigilia.

Otra categoría de enfermos para los que la hipnosis puede ser el tratamiento de elección es la representada por sujetos con psiquismo frustrado o poco diferenciado. En ellos, una psicoterapia vigil puede tropezarse con una profunda incapacidad para captar algunos matices psicodinámicos y, sobre todo, elaborarlos de una manera adecuada. Mientras que la hipnosis, transfiriendo el trabajo terapéutico a un nivel mas bajo de la conciencia, abrirá la perspectiva de intervenciones más masivas y directas y determinará movimientos psicoafectivos más simples e inmediatos.

Un tercer grupo de enfermos que se beneficiará de una psicoterapéutica hipnótica sistemática es aquel en el que se encuentra, al lado de un conflicto eventual, todo un condicionamiento patológico que, desde el punto de vista genético, puede derivarse del conflicto mismo, pero que, a lo largo del camino, se ha automatizado en apariencia. Así, incluso la resolución de un estado subyacente mediante la psicoterapia, no eliminaría el peligro del condicionamiento en cuestión. Nos explicamos: se trata en especial de casos de toxicomanía vistos en el sentido mas amplio, es decir, comprendiendo las toxicomanías pro-piamente dichas así como el alcoholismo, el abuso de medicamentos tóxicos menores tales como los antineurálgicos, el tabaquismo, etc. Repetimos, estos sujetos son muy difíciles de curar por una simple psicoterapia en vigilia porque, en todo momento, su tendencia toxicómana, a la que están condicionados, puede, por recaídas, poner en peligro los resultados del trata-miento. Por el contrario, la psicoterapia hipnótica permite tratar al mismo tiempo los conflictos psicológicos de base y la toxicomanía en su aspecto de superestructura patológica.

Y, en fin, un cuarto grupo de enfermos para los que la psicoterapia hipnótica es, a nuestro juicio, igualmente un tratamiento de elección, son los casos en que el paciente nos cuenta la existencia de un síntoma bien determinado sin que podamos, a pesar de una búsqueda meticulosa, descubrir un proceso neurótico que pueda explicarlo o marcar un contexto conflictual preciso en el cual insertarle. A título de ejemplo, citemos sujetos que presentan trastornos en la esfera sexual o trastornos, digamos, de tipo psicomotor. Así hay pacientes que vienen a hablarnos de su impotencia, de su eyaculación precoz o retardada, de su frigidez e incluso de su homosexualidad, o pacientes que se presentan en la consulta con un tartamudeo o tics. Nos ponemos en seguida a la búsqueda de conflictos, de una neurosis subyacente, pero a pesar de nuestros esfuerzos no llegamos a descubrir una afección psicoafectiva estructurada, que nos dé la posibilidad de emprender una psicoterapia pro-piamente dicha. Aquí, la hipnosis, como para los sujetos que sufren trastornos psicosomáticos, ya mencionados, puede permitirnos alcanzar un eventual núcleo conflictual profundamente oculto, lo que nos pondrá entonces en condiciones de afrontar una psicoterapia incluso en vigilia. Pero la hipnosis puede también permitirnos aportar beneficios reales a los enfermos por una acción directa sobre el síntoma, orientando su supresión progresiva. Es evidente que en estos casos en que no se ha des-cubierto ninguna estructura neurótica, los trastornos deben considerarse más que como expresión, como condicionamiento que puede encontrar su origen simplemente, para la esfera sexual, en una educación deficiente o en una iniciación traumatizante, etc. y, para la esfera motriz, por ejemplo, en un automatismo desencadenado ocasionalmente. Estos son casos, en suma,, en que nos parece que la desaparición pura del síndrome está justificada. La hipnosis juega entonces un papel de trata-miento reeducativo de una función o destructurante de una costumbre morbosa. No hay que olvidar, en efecto, que la característica de todo síntoma es la de constituir un signo disponible para diferentes afecciones. Y solamente cuando un síntoma se inserta con otros en un cuadro complejo y bien delimitado, es cuando se hace expresión de tal o cual enfermedad y de tal o cual afectación.

Evidentemente es imposible agotar en un artículo tan corto toda la problemática de la psicoterapia, pero, como hemos dicho al comienzo, nuestra intención no era otra que intentar situar a la hipnosis en sus justas dimensiones de eficacia, al lado de otras técnicas psicoterapéuticas, es decir, quitarle toda la aureola de cura-milagro y sustraerla así al peligro simultáneo de un empleo inconsiderado que no podría más que condenarla a un nuevo período de rechazo.

Investigaciones más continuadas sobre la naturaleza de la hipnosis y sobre los mecanismos del trance podrán quizá extender y perfeccionar el campo de acción terapéutico de esta técnica, pero, por el momento, mejor fijando los límites que aumentando los éxitos es como podemos hacerle un servicio.

RESUMEN

La hipnosis, después de un período de relativo abandono por parte de los médicos, parece actualmente adquirir de nuevo un interés clínico cada vez mayor.

Tiende incluso a ser presentada, a veces, como un medio de eficacia extrema y con un campo de aplicación casi ilimitado.

En lo que respecta a la psicoterapia, la hipnosis puede sernos de una utilidad real si fijamos bien sus indicaciones específicas, así como los límites de sus posibilidades. Una aplicación indiscriminada de la hipnosis no puede, de hecho, más que acarrear enojosas decepciones.

Las diferentes indicaciones psicoterapéuticas, más bien que establecerse sobre bases y consideraciones teóricas, deben corresponder a experiencias clínicas continuadas.

TAMBIEN COMO AYUDA A MUCHÍSIMAS ORGÁNICAS

No tengas la menor duda, SI TU QUIERES TU CEREBRO PUEDE, si tú quieres, tu organismo puede. Tu cuerpo de esta dotado de fagocitos, que son cualquiera de las células que se hallan en la sangre y en muchos tejidos animales, capaces de apoderarse de bacterias, cadáveres celulares y partículas nocivas incluyéndolas en su protoplasma y digiriéndolas después. Si un virus logra entrar en tu organismo, tus fagocitos (un ejército a tu servicio) son capaces de luchar contra el invasor y vencerlo pero, si ese virus es demasiado poderoso y tus fagocitos no pueden vencerlos, necesitan armas. Estas armas son los medicamentos (químicos, radiológicos, cirugía etc.), pero ninguna arma se dispara sola; esas armas las tienes que disparar tu, sin tu colaboración las ayudas que puedan recibir tus fagocitos serían casi nulas.

Para algunos proveedores de cuidados de la salud, la depresión clínica podría ser el efecto secundario de cáncer más pobremente diagnosticado y tratado. La depresión puede afectar a cualquier persona que tiene cáncer, incluyendo a adultos, adolescentes y niños. Los estimados sugieren que 1 de cada 4 personas con cáncer experimentan depresión en algún momento luego del diagnóstico, y sin embargo relativamente pocos reciben tratamiento. Esto es un sufrimiento innecesario.

Barreras. Desafortunadamente, muchas personas con cáncer que sufren de los síntomas clásicos de depresión clínica no buscan ayuda. Estas personas y los que las cuidan piensan que sentirse muy triste y cansado es algo que debe esperarse al lidiar con el cáncer, y no reportan estas sensaciones a sus equipos de cuidados de la salud. Algunos piensan que la depresión que sienten es simplemente uno de los efectos secundarios esperados del tratamiento. Además, el equipo de cuidados de la salud que apoya a los pacientes de cáncer tal vez no sean expertos en reconocer los síntomas de la depresión. Al ser expertos en oncología, su foco es tratar el cáncer.

La depresión severa puede ser abrumadora, y se sabe de pacientes que han abandonado sus tratamientos antes de completarlos debido a ella. Esto puede tener consecuencias trágicas, ya que un tratamiento interrumpido disminuye las posibilidades de éxito.

La clave para eliminar las barreras para recibir cuidado es el conocimiento. Mientras más se sabe, mejor podrá cuidarse a sí mismo y buscar la ayuda que necesite. Antiguamente había la mala costumbre de ocultar al enfermo las enfermedades alarmantes, con el indudable propósito de decirle una “mentira piadosa” y, los médicos también colaboraban, ahora no; actualmente el médico está obligado por Ley el informar al enfermo de su padecimiento real.

Lo mejor que puedes hacer es informarte al máximo sobre qué tipo de enemigo está alojado en tu cuerpo, como es de poderoso y, visualizándolo al máximo, arrojarlo de tu organismo o, paralizarlo durante largo tiempo dependiendo del tamaño y potencia del mismo.

Imagínate que te pongo delante una botella llena de mercurio (el mercurio pesa cuatro veces más que el hierro, si en un cubo de mercurio echamos algunas herramientas, comprobaremos que flotan encima de la superficie) pero no te aviso de lo esta botella contiene y te digo que la arrojes lejos de ti. Al cogerla por el cuello te creerás que está clavada debido a que no contabas que pesara tanto. Pero si otro día te pongo la misma botella pero, vacía, al cogerla por el cuello y lanzarla, casi te irás detrás de ella. En todo momento tienes que saber cuanto pesa la botella, para prever de antemano la potencia muscular que necesitarás para poder arrojar con éxito la botella.

Con la enfermedad tienes que hacer igual, infórmate todo lo que puedas sobre ella hasta saber exactamente los “músculos” que tienes que utilizar para arrojarla fuera de ti, y el tipo de “armas” que te puede proporcionar la medicina y sus profesionales. Pero lo que no tienes que hacer nunca es deprimirte.

Tipos de depresión. Usualmente, la depresión se categoriza de dos maneras:

La depresión situacional, una condición más común y usualmente de corta duración, es muchas veces causada por el duelo y un evento emocionalmente extremo, tal como el que experimenta una persona que recibe un diagnóstico de cáncer. Como toda persona que ha tenido esta experiencia comprende, hay un periodo de tiempo inmediatamente luego del diagnóstico en que el mundo parece detenerse. El corazón y la mente están llenos de ansiedad sobre la muerte, y sobre un futuro imposible de imaginar. La depresión es muchas veces acompañada por una variedad de emociones, incluyendo rabia, miedo y ansiedad, y síntomas como insomnio. Generalmente, esto es seguido por un periodo de ajuste a medida que la nueva realidad emerge, y comenzamos a manejarla. Las personas con estos sentimientos responden bien al apoyo, consuelo, ánimo y ayuda, y usualmente no requieren una ayuda continua de parte de los profesionales del cuidado de la salud.

La depresión clínica, o como se conoce a veces, desorden depresivo mayor, va más allá de una respuesta básica a una mala noticia. Constituye un evento biológico que tiene un impacto en casi todas las funciones vitales de la persona, incluso las tareas rutinarias. Como dijo el escritor William Styron, quien sufría de depresión, se siente como una "oscuridad visible". El interés de la vida desaparece, y en su lugar queda un sentimiento de vacío. Los psicólogos se refieren a esto como anhedonia, una falta de alegría, y es un síntoma diagnóstico clave. Todo se ve a través de la tristeza, y no se percibe ninguna esperanza para el futuro. A veces es casi imposible funcionar de cualquier manera normal, y la persona se siente abrumada por el cansancio. Las personas que sufren de depresión clínica no responden al apoyo, consuelo o ánimo.

CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO

Aunque todavía no hay una investigación definitiva que demuestre la causa exacta de la depresión clínica en los pacientes con cáncer, hay una creciente creencia en la comunidad médica de que algunos cánceres, y algunos tratamientos, pueden provocar depresión clínica en algunos pacientes. Los investigadores están explorando una base biológica para la depresión. Lo importante es que los pacientes recuerden que tener factores de riesgo y experimentar depresión no significa que no se pueda hacer nada. Los medicamentos y tratamientos son efectivos para manejar la depresión.

Entre los factores de riesgo se haya:

Una historia pasada de depresión, abuso de drogas o alcohol, y/o intentos de suicidio, ya sea de la persona misma o en la familia

Algunos tipos de cáncer parecen provocar más depresión que otros, incluyendo cáncer de páncreas, cerebro, ginecológico, pulmonar, de cabeza y de cuello

Algunos medicamentos se asocian con depresión en algunas personas:

Los corticosteroides, tales como la prednisona (Deltasone) y la dexametasona (Decadron). Frecuentemente, estos medicamentos se administran para combatir efectos secundarios del tratamiento y para reducir la inflamación. También pueden causar ansiedad extrema. A veces, la depresión ocurre si estos medicamentos se eliminan abruptamente, en vez de gradualmente.

Tamoxifén. Este es un medicamento que bloquea el estrógeno, y se usa en el tratamiento del cáncer de mama. Aunque la depresión es un efecto secundario posible en algunas personas, no necesariamente deba abandonar este medicamento, potencialmente beneficioso. En vez de eso, la depresión puede ser tratada y usted continúa con su tratamiento de Tamoxifén.

El Interferon, usado a veces para el tratamiento contra el cáncer, puede causar depresión.

Los medicamentos usados en la quimioterapia, especialmente la vincristina, vinblastina, el metotrexato y la procarbazina pueden causar depresión en algunos pacientes.

Otros medicamentos pueden también ser factores de la depresión. Entre estos se encuentran medicamentos opioides usados para aliviar el dolor, algunos antihipertensivos (como los bloqueadores betas para aliviar la alta presión sanguínea, los medicamentos anticonvulsivos, medicamentos usados para tratar la enfermedad de Parkinson, y también medicamentos usados para tratar ciertas enfermedades mentales.

La "quimiopausia", un apodo que las mujeres le han dado a la condición que resulta cuando la cirugía y/o el tratamiento contra el cáncer provocan una menopausia "instantánea", también ha sido identificada como una posible causa de depresión. El estrógeno se elimina abruptamente del cuerpo de una mujer, causando numerosos efectos secundarios, incluyendo, en algunos casos, depresión clínica.

Síntomas

Usualmente, la depresión no se da de un solo golpe. Probablemente no se despertará una mañana con una gran depresión. Es más frecuente que se desarrolle lentamente, muchas veces tan lentamente que la erosión gradual de la calidad de vida es sutil. Puede que no note que se está sintiendo más triste, menos involucrado con el mundo, y descarte estos sentimientos tempranos como posibles efectos secundarios del tratamiento que recibe. Otro síntoma temprano común es patrones de sueño alterados.

Un elemento clave para reconocer la presencia de la depresión clínica es medir por cuánto tiempo usted ha estado sintiendo síntomas significativos, tales como los mencionados a continuación. Sentir estos síntomas, o alguna combinación de los mismos por dos semanas o más es un fuerte indicador de que podría estar sufriendo de depresión, y de que necesita ayuda médica para combatirla.

Los síntomas a continuación son tanto mentales como físicos. Por favor tenga en cuenta que casi nadie presenta todos estos síntomas, y que debe de buscar ayuda si presenta cinco o más de ellos. Si uno de los síntomas es sentimientos suicidas, por favor busque ayuda inmediatamente. Hable con alguien, llame a su doctor o a una línea de ayuda para el suicidio.

Los síntomas incluyen:

Un sentimiento de depresión persistente, la mayor parte del tiempo

Pensamientos persistentes sobre el suicidio

Sentir que "no soy yo mismo"

Perder el interés y el placer por la vida, un sentimiento de "vacío" que no se alivia

Sentirse desesperanzado y pesimista

Dificultad o inhabilidad de concentrarse*

Llanto frecuente, o sentir deseos de llorar

Fatiga, extrema en muchos casos, inhabilidad de funcionar normalmente*

Sentirse inútil o culpable

Desórdenes del sueño: insomnio o dormir en exceso*

Desórdenes del peso: apetito disminuido o comer en exceso*

Ansiedad

Dolores en las articulaciones y otras partes del cuerpo*

Los síntomas anteriores marcados con un asterisco (*) también pueden ser efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer. Este hecho puede ocultar la presencia de la depresión, si se combinan con los demás síntomas mencionados. Puede que encuentre ayuda con tan sólo preguntarse "¿estoy deprimido?". Debe de hablar sobre TODOS sus efectos secundarios con su equipo de cuidados de la salud para que puedan tener una idea completa de como se siente, y hable sobre la posibilidad de depresión. No asuma que la presencia de los efectos secundarios es una parte rutinaria de sufrir de cáncer.

Diagnóstico

No existe una simple prueba de laboratorio para la depresión. Su equipo de cuidados de salud tal vez desee consultar a un psiquiatra o psicólogo para obtener ayuda en la evaluación de sus síntomas. Se prestará particular atención a su ánimo, como la pérdida de interés por la vida y las cosas que le causaban placer, tristeza, y sentimientos de inutilidad y culpa. Tendrá que proveer información sobre los síntomas físicos que experimenta, tales como su apetito, sueño, niveles de fatiga y su sensación general de cómo se siente.

El proceso diagnóstico, con su cooperación, ayudará a sus proveedores de cuidados de la salud a evaluar la severidad de su nivel de depresión, y a desarrollar recomendaciones para el tratamiento.

TRATAMIENTO

Las buenas noticias es que el tratamiento para la depresión funciona. En los últimos años, se han logrado grandes avances en el tratamiento exitoso de la depresión.

La mayoría de las depresiones, incluyendo la depresión de las personas con cáncer, responden al tratamiento. Para la mayoría de personas, el tratamiento incluirá consultas con un profesional de la salud mental, tal como un psiquiatra, un psicólogo, y por supuesto los servicios de un hipnólogo experimentado de reconocido prestigio y reconocimiento y, si es necesario, el uso de medicamentos.

Trabajar con un profesional de la salud mental generalmente involucra una serie de conversaciones privadas para discutir lo que usted siente. Estos individuos trabajarán para ayudarlo a encontrar maneras de manejar sus emociones efectivamente.

Los medicamentos son una parte importante de manejar la depresión en muchas personas. Su profesional del cuidado de la salud elegirá un tratamiento de medicamentos para usted, basándose en todos los factores de su salud, historia médica y tratamiento.

Sin embargo, debe estar consciente de que en algunos casos, podría ser necesario intentar con más de un medicamento antes de encontrar el tratamiento que sea más efectivo para usted. Los medicamentos usados para tratar la depresión tienen muchas maneras diferentes de actuar en el cuerpo, lo que funciona para una persona puede no ser efectivo para otra. Lo mejor es estar preparado para darle una oportunidad de funcionar a cada medicamento, y cambiar si es necesario. Este proceso puede ser frustrante, pero no pierda las esperanzas ni se rinda

La mayoría de los medicamentos usados para tratar la depresión no son efectivos inmediatamente. La mayoría de personas no sienten mejoría durante varios días, como muy temprano, y muchos de estos medicamentos no alcanzan su máximo nivel de efectividad por varias semanas. Comprender que para que sus medicamentos funcionen podría requerir de algo de tiempo puede ser de ayuda y consuelo mientras espera los resultados.

La mayoría de estos medicamentos tienen efectos secundarios, y afectan diferentemente a las personas. Su equipo de cuidados de la salud puede hablarle sobre los efectos secundarios más comunes del medicamento que le han recetado.

Hay varios tipos de medicamentos que se prescriben generalmente a las personas con cáncer que experimentan depresión:

Los inhibidores selectivos de la reabsorción de serotonina (SSRIs, por sus siglas en inglés). La serotonina es un neurotransmisor que se encuentra en la sangre que afecta el humor; generalmente, más serotonina significa menos depresión. Estos medicamentos, y otros que también actúan para reducir la disipación de la serotonina del cuerpo, funcionan para mantener la serotonina en su sangre. Entre los más recetados se encuentran:

Fluoxetina (Prozac)

Paroxetina (Paxil)

Sertralina (Zoloft)

Inhibidores de la reabsorción de serotonina y norepinefrina (SNRIs, por sus siglas en inglés). Estos medicamentos aumentan los niveles de norepinefrina además de los de serotonina. El medicamento de esta categoría recetado más comúnmente es la venlafaxina (Effexor).

Inhibidores de la recaptación de los antagonistas de la serotonina (SARIs, por sus siglas en inglés), otra fórmula que funciona sobre la serotonina para aumentar sus niveles en el cuerpo:

Nefazodona (Serzone)

Trazodona (Desyrel)

Antidepresivos tricíclicos Estos medicamentos y otros parecidos han estado disponibles durante años:

Amitriptilina (Elavil)

Imipramina (Tofranil)

Nortriptilina (Pamelor)

Inhibidor de reabsorción de la norepinefrina y la dopamina (NDRI, por sus siglas en inglés). El único medicamento en esta categoría que se usa en pacientes con cáncer es la bupropiona (Wellbutrin).

Antidepresivo noradrenérgico específico serotonérgico (NaSSAs, por sus siglas en inglés). El único medicamento en esta categoría que se usa en pacientes con cáncer es la mirtazapina (Remeron).

Ayúdese a usted mismo

Ayudarse a usted mismo puede ser una parte importante de manejar la depresión. Estas son algunas ideas a considerar:

Obtenga la ayuda que necesite. La primera es la más importante: si sus sentimientos de depresión persisten por más de dos semanas, busque ayuda inmediatamente. Usted debe convertirse en su propio defensor número uno, y en un experto en cómo se siente. No deje que lo disuadan de buscar ayuda, ni las personas que lo cuidan ni su equipo oncológico de cuidados de la salud. No es probable que una depresión importante que dura dos semanas o más desaparezca por sí misma, y no hay nada que usted pueda hacer solo para aliviarla. La vida es un tesoro, y usted tiene el derecho de sentirse tan bien como pueda para disfrutarla.

Grupos de soporte o apoyo. Una vez que su depresión esté siendo tratada, piense en formar parte de un grupo de apoyo al cáncer, si no lo ha hecho. Los grupos de apoyo no son para todo el mundo, pero muchos pacientes encuentran que pasar tiempo con otras personas cuyas circunstancias son similares a las suyas es beneficioso.

Técnicas de relajación. Para algunas personas, incluso los métodos simples de relajación, como la respiración profunda, pueden ser útiles. Otras técnicas de relajación que pueden considerarse incluyen el masaje, la imaginería y la meditación. Para más información sobre cada una de estas técnicas, vea la sección sobre Medicina Alternativa y Complementaria en la guía de recursos de la NCCS.

Ejercicio. Hasta un poco de ejercicio puede ser tanto estimulante para el espíritu como relajante para la mente. La investigación ha demostrado que el movimiento estimula los químicos corporales que lo ayudan a combatir la depresión.

Intégrese al mundo. Si es posible, y en la medida en que lo desee, intégrese al mundo, en lugar de quedarse solo. El contacto y la interacción con los demás pueden reanimar el espíritu, especialmente si puede pasar el tiempo haciendo algo que disfruta.

Para las personas que proveen el cuidado:

Si está leyendo sobre la depresión porque cree que su ser amado con cáncer está deprimido, estas son algunas medidas que puede tomar:

Si sospecha que su ser querido está deprimido, actúe inmediatamente (si su ser querido ha estado deprimido por dos semanas o más, o ha hablado del suicidio)

No espere a que su ser querido sea el que decida buscar ayuda. La depresión severa puede ser tan abrumante y extenuante que tal vez no tenga la energía necesaria para buscar ayuda. Usted puede ser de gran ayuda en animarlo a que busque ayuda, y tomando la iniciativa de hacer los arreglos necesarios.

Prepárese. Algunas veces, las personas deprimidas se sienten tan mal que puede resultar extenuante para los demás. No trate de convencer a su ser querido de que se sienta mejor si muestra resistencia cuando escucha esto, y trate de mantenerse calmado, afectuoso y paciente. Recuerde que la depresión es causada por un desbalance químico en el cerebro y que no es "culpa" de su ser amado.

Es importante tener paciencia con los medicamentos. Mantenga en mente, y recuérdele a su ser amado, que los medicamentos usados para la depresión no actúan inmediatamente, y que a veces hay que probar con más de un medicamento para encontrar uno que funcione bien. Muestre ánimo y apoyo hacia la experimentación si es necesario, y recuérdele a su ser querido que el tratamiento funciona para la mayoría de personas.

Llame al doctor inmediatamente si su ser querido:

Habla activamente del suicidio y de maneras de suicidarse

No ha visto al doctor recientemente y la depresión está empeorando

No puede dormir o comer por varios días

Tiene dificultad al respirar

Experimenta inquietud o agitación extremas

Cuídese usted también. No es raro que las personas que proveen cuidado también experimenten depresión. El cáncer tiene un impacto en todas las personas de la familia, y quizás afecta a la persona que más involucrada está en el cuidado tanto como al paciente. Si usted u otra persona de su familia experimentan síntomas de depresión, busque ayuda y tratamiento.

Preguntas para su doctor

¿Cómo puedo reconocer los síntomas de depresión?

¿Podría mi tipo de cáncer o mi tratamiento causar o contribuir a que me sienta deprimido?

¿Cómo determinará si tengo depresión y necesito ayuda?

Si estoy deprimido, ¿qué ayuda podré obtener? ¿Quién supervisará mi cuidado?

El tratamiento para mi depresión, ¿interferirá con mi tratamiento para el cáncer?

Me he sentido bastante alterado y nervioso en los últimos días. ¿Significa eso que estoy clínicamente deprimido?

Si estoy deprimido y necesito tratamiento, ¿cuánto tiempo durará?

Últimamente, he estado aumentando de peso. ¿Significa eso que podría estar deprimido?

Los medicamentos que me suministraron para la depresión no han tenido efecto por más de una semana. No me siento mejor. ¿Es este el momento para intentar algo diferente?

Me he sentido muy alterado y triste por la recurrencia de mi cáncer, pero pensé que estos sentimientos son normales para la situación. ¿Es posible que esté deprimido y necesite ayuda?

¿Me podría referir a un trabajador social u otra fuente confiable de información sobre grupos de soporte y otras formas de ayuda?

Sea cual sea tu caso, acude a la hipnosis. No tienes que suprimir tratamientos de ninguna clase, no tienes que suprimir medicaciones, la hipnosis está para ayudarte. Si tus músculos necesitan ejercitarse acude a un gimnasio, los entrenadores te guiarán a escoger el mejor sistema. Si tu mente necesita ejercitarse acude a un gabinete de Hipnosis (es el gimnasio de la mente).

La voluntad no existe por si sola, tiene que haber algo que la estimule. Un gato estará dormitando en un rincón y no tendrá voluntad para nosotros por mucho que le llamemos pero, si aparece un ratón, acapara la voluntad del gato y, de un salto pondrá en marcha todo su organismo, por que le interesa enormemente el ratón.

Para estimular tú voluntad es cuestión de buscar ratones.

Firmado:

Antonio Marín Gómez
Profesor Marín